Un ambicioso proyecto científico liderado por el INIA La Cruz, en conjunto con la Universidad de Santiago, está revolucionando la agricultura chilena al desarrollar un sistema de conservación basado en levaduras nativas que prolonga la vida útil de las frutillas poscosecha.
Un enfoque biotecnológico sostenible
El proyecto, denominado “Sistema de conservación, basado en una levadura nativa mejorada con óptima producción y liberación de un gasotransmisor natural, para alargar la vida útil de frutos carnosos no climatérico”, tiene como objetivo principal utilizar levaduras de la especie Saccharomyces cerevisiae para optimizar la conservación de frutillas, una de las frutas más demandadas tanto a nivel nacional como internacional. Este innovador sistema promete ser una alternativa económica, efectiva y sostenible para los agricultores chilenos.
Sebastián Molinett, investigador principal del INIA La Cruz, explicó:
“Con la aplicación de estos avances, la industria podría reducir significativamente el desperdicio de este producto tan demandado, beneficiando especialmente a los pequeños y medianos productores”.
Taller en INIA La Cruz: Un espacio para compartir avances
Recientemente, se realizó un seminario-taller en las dependencias del INIA La Cruz, en la región de Valparaíso, donde investigadores como Claudio Martínez, PhD en Biología, y el Dr. Carlos Figueroa de la Universidad de Talca presentaron los avances del proyecto. Este encuentro permitió a agricultores y autoridades locales conocer en detalle cómo las levaduras nativas, mejoradas mediante cruzamientos genéticos convencionales, generan gasotransmisores naturales que alargan la frescura de las frutillas.
El Dr. Figueroa destacó:
“Este proyecto busca integrar años de investigación en frutillas comerciales, blancas y chilenas, desarrollando alternativas biológicas efectivas que permitan mejorar la calidad y conservación del fruto, adaptándonos a las necesidades de los agricultores”.
Próximos pasos: Ensayos en condiciones reales
Actualmente, los ensayos se están llevando a cabo en condiciones controladas, evaluando parámetros como color, firmeza, acidez y contenido de compuestos bioactivos. En los próximos meses, se realizarán pruebas en plantas de viveros para medir el impacto de los tratamientos en la regulación hormonal y la expresión genética clave en la maduración de los frutos.
El proyecto cuenta con el respaldo financiero de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) y la participación de Agro Q-Tral, que podría licenciar la tecnología en un futuro cercano.
Una solución para el futuro agrícola
Esta tecnología no solo representa un avance científico, sino una oportunidad para mejorar la competitividad de la industria agrícola chilena frente a los desafíos del cambio climático y la alta demanda de productos frescos.
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