Vecinos de Talca Respiran Alivio Tras Años de Preocupación
Un punto crítico en el histórico barrio “Población Costanera”, en el corazón de Talca, ha comenzado a resolverse tras la intervención de Carabineros y el desalojo de okupas y drogadictos que habitaban un edificio abandonado, más específicamente los Bloques 2 y 3. Esta acción marca el inicio de la demolición de la estructura, que ha sido foco de delincuencia y deterioro desde el terremoto de 2010.
Años de Abandono y Vandalismo
Ubicado en 6 Sur con 7 Oriente, el edificio quedó inhabitable tras el terremoto y fue expropiado por el Servicio de Vivienda y Urbanización (Serviu) con planes de demolición que nunca se materializaron. Durante más de una década, el edificio se convirtió en refugio para personas involucradas en actividades delictivas, incluyendo consumo de drogas y actos vandálicos que afectaron gravemente la tranquilidad del sector.
“Han pasado más de dos años desde que la situación se volvió insostenible” comenta fuera de micrófono un vecino afectado, “los niños ya no pueden jugar en la plaza cercana por miedo a los okupas.”
El Impacto en la Comunidad
La presencia constante de estos individuos ha generado un ambiente de inseguridad, proliferación de plagas como ratones y las indeseables palomas, y deterioro de la calidad de vida para los residentes, tanto de la población Costanera como el Barrio Abate Molina, en su mayoría adultos mayores. Los vecinos han denunciado agresiones y situaciones de peligro que exigieron una respuesta urgente.
Próximos Pasos: Demolición y Renovación
Con el desalojo ya en marcha, el siguiente paso es la demolición del edificio, allanando el camino para nuevos desarrollos que podrían contribuir a reducir el déficit habitacional de Talca y mejorar la calidad de vida de sus habitantes.
“Esperamos que esta intervención no solo elimine un punto de conflicto, sino que también transforme el área en un espacio seguro y habitable para todos” agregó el mismo vecino.
Por su parte uno de los desalojados, conversó con Martín Mejías en el video que se adjunta a esta nota, señalando su desazón por la expulsión del lugar.
Los residentes se mantienen vigilantes, esperando acciones concretas por parte de Serviu para garantizar que la demolición y la posterior construcción se realicen sin más demoras.