Por Juan Eduardo Prieto, candidato a gobernador por El Maule
En las últimas semanas, hemos visto un creciente debate por la implementación de normativas ambientales que afectan directamente a nuestro sector agrícola, específicamente debido al uso de tractores y otras maquinarias. El Maule ha destacado históricamente por su potente capacidad agrícola, sustentada en la dedicación de nuestros agricultores, muchos de los cuales son pequeños y medianos productores que han mantenido viva esta tradición por generaciones. Es innegable que la protección del medioambiente es una prioridad y debemos comprometernos con el desarrollo sostenible. Sin embargo, también hay que ser conscientes de que imponer restricciones sin un análisis profundo del impacto en la vida de nuestros agricultores puede desencadenar efectos económicos y sociales adversos que podrían poner en riesgo su subsistencia.
El proyecto de ley presentado por el diputado Benjamín Moreno, que propone eximir a los tractores de las nuevas normativas medioambientales, deja entrever una realidad que no podemos ignorar: la actual normativa no ha sido diseñada considerando las particularidades del sector agrícola de nuestra región, ni su capacidad para adaptarse a cambios tan drásticos en un corto período de tiempo. Esta situación nos obliga a reflexionar sobre la necesidad de políticas públicas que sean realistas y justas, adaptadas a las capacidades y necesidades de nuestros agricultores.
Pero no nos quedemos solo en la exención. Aunque esta puede ser una medida necesaria a corto plazo para evitar un colapso en el sector, debemos pensar en soluciones que sean sostenibles en el tiempo. Y aquí es donde entra la tecnología como un aliado estratégico. En lugar de simplemente relajar las normativas, podemos y debemos aprovechar las tecnologías disponibles para que nuestros agricultores cumplan con los estándares medioambientales sin sacrificar su productividad o estabilidad económica.
Por ejemplo, es necesario considerar la modernización de la maquinaria agrícola a través de un programa de subsidios o incentivos específicos, que permita a los agricultores adquirir tractores y otras herramientas, que sean más eficientes y menos contaminantes. Esto no es una idea abstracta. Dentro mi programa, ya se contempla la necesidad de incentivar la actualización tecnológica en el sector agrícola, enfocado en mejorar la eficiencia de nuestros productores y asegurar que estén mejor equipados para enfrentar los desafíos del cambio climático y las exigencias medioambientales.
Al invertir en tecnología, no solo estamos cumpliendo con las normativas ambientales, sino también impulsando un desarrollo agrícola más competitivo y sostenible. La implementación de tecnologías de precisión, por ejemplo, podría reducir significativamente el uso de insumos y optimizar el consumo de agua y energía, lo que resultaría en una producción más limpia y eficiente. Además, la creación de un fondo de apoyo para la transición tecnológica permitiría que los pequeños agricultores accedan a esto sin que el costo inicial sea una barrera insalvable.
En lugar de ver las regulaciones ambientales como un obstáculo, debemos enfocarnos en cómo la tecnología puede ser un puente que nos lleve hacia un futuro donde la agricultura y la sostenibilidad coexistan de manera armónica. Eximir temporalmente a los tractores de estas normativas podría ser una solución inmediata, pero, a largo plazo, es fundamental que acompañemos a nuestros agricultores en su camino hacia la modernización. Este es un compromiso que no solo asegura la viabilidad de nuestra agricultura, sino que también fortalece nuestra región, posicionándola como un modelo de desarrollo sostenible para el país y, a su vez, garantice un futuro próspero para todos los habitantes del Maule.
Por Juan Eduardo Prieto, candidato a gobernador por El Maule
